Nuestra clínica ha reunido a Julio Méndez, Vicente Rodríguez, Humberto Carreras y Ángel García, sus cuatro Doctores para recordar y explicar las tesis doctorales que han desarrollado cada uno de ellos en distintas años, analizar la influencia de los últimos avances en la práctica diaria de la Oftalmología, marcada por la aparición del Láser Excimer y más recientemente del láser de Femtosegundo y, por último, dibujar el nuevo escenario donde se desarrolla la relación médico-paciente.
El Dr. Julio Méndez, oftalmólogo especializado en Cirugía Refractiva, nos cuenta que inició dos tesis. La primera de ellas sobre desprendimiento de retina que tuvo que dejar después de un año de trabajo por desavenencias con su director de tesis. La segunda versó sobre refracción en una población gallega y nos comenta que el problema que se le presentó fue el análisis numérico. Este trabajo coincidió con el estreno de los ordenadores y “había que introducir los datos en tarjetas perforadas”, recuerda; “tuve que hacer un curso de tarjetas perforadas, meter todos los datos de la recopilación de historias clínicas y de información, alimentar la máquina, que emitió un veredicto que fueron las conclusiones de la tesis”, agrega.
Pero la mayor dificultad la tuvo con el Tribunal, con el Catedrático de Histología, que no veía con buenos ojos el uso del ordenador y que exigía que los cálculos se hicieran a bolígrafo; finalmente fueron admitidos los datos obtenidos con el ordenador. Al Dr. Méndez le quedó la pena de no poder hacer la tesis de desprendimiento de retina, que era mucho más oftalmológica que el análisis numérico de cuántos miopes había en un pueblo de Galicía, que consideró que probablemente no le interesaba a mucha gente.
Por su parte el Dr. Vicente Rodríguez, también especializado en Cirugía Refractiva, recuerda que se estaba iniciando el desarrollo de ecografía en el Hospital Clínico de Madrid y vio la oportunidad de incorporase a un proyecto de investigación nuevo; por entonces tuvo la suerte de formar parte de la plantilla de asesores de la ONCE en Madrid y cuando empezó a trabajar con ellos “me di cuenta que no había ninguna tesis doctoral publicada en la literatura universitaria sobre baja visión y sobre todo la historia de las ayudas visuales, la incorporación de los microscopios, las lupas, de los telescopios al día a día de los deficientes visuales”.
“Prácticamente, he tenido el honor de que mi tesis ha sido la primera tesis mundial sobre baja visión como tal, pues ya habían artículos y algún que otro libro de grandes casas de compañías de ayudas visuales, pero como tal estudio universitario no se había publicado ninguno todavía”, agrega el Dr. Rodríguez. A raíz de ello se formaron muchas unidades de baja visión “siguiendo los protocolos que desarrollamos en esa tesis doctoral”, añade.
Hoy la ONCE dispone de una unidad de rehabilitación visual y en la mayoría de las comunidades autónomas, y en Canarias durante muchos años, el Dr. Rodríguez fue su responsable y parte de las conclusiones de su tesis “se convirtieron en mi día a día, aplicando los resultados y conclusiones que obtuvimos”.
El Dr. Humberto Carreras, especialista en cirugía de catarata, presentó, en febrero de 2016, su Tesis Doctoral titulada Espesor corneal en la población canaria: Mapa paquimétrico e influencia geográfica por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, obteniendo la calificación de Sobresaliente Cum Laude.
Sin embargo, recuerda que siendo residente empezó una tesis doctoral sobre queratoprótesis; “en la Clínica Barraquer hacían osteo-odonqueratoprotesis e hice un estudio sobre todas las que se habían hecho y al final acabó en una publicación internacional, pero no cuajó la tesis, no la terminé”, comenta el Dr. Carreras.
El segundo intento sí que ha salido adelante y ha sido el definitivo, en el que ha estudiado el grosor de la córnea de los canarios comparándola con la de personas de la Península. Esta tesis surgió de la impresión clínica de que los canarios “podríamos ser personas con más predisposición a enfermedades de la córnea como el queratocono, quizás por tener las córneas un poquito más finas y lo que hice fue un estudio en el que analizaba esas córneas y las comparaba con datos que me proporcionaban compañeros de la Península para poder determinar cuál era la evidencia de las córneas de los canarios y de España”, destaca.
Sobre este aspecto hay muy pocos estudios y, además, se sabe que el grosor de la córnea se modifica en función de aspectos geográficos o aspectos genéticos. “Lo que quería saber es si los canarios que estamos en medio de África, de Europa y de América teníamos alguna influencia en esta situación de insularidad y geográfica con respecto a esos valores”.
A su juicio se ha obtenido una tesis con unas estadísticas muy serias que abren nuevas líneas de investigación y que van a permitir entender mejor las causas del queratocono, “que en nuestra tierra es una enfermedad bastante frecuente”.
Al respecto el Dr. Julio Méndez indica que esta tesis del Dr. Carreras ha aportado una conclusión genética muy importante, “que es que los gallegos también tenemos que ver con el grosor de la córnea de los canarios”, en alusión a que en el estudio también había datos de población de Vigo.
Para realizar esta tesis el Dr. Carreras solicitó a los compañeros que eran referencia en el estudio de la córnea en la Península y en distintas localidades que le proporcionaran los datos y efectivamente obtuvo datos de gallegos, de madrileños, de Andalucía y “así me permitió hacer un mapa del grosor de la córnea a nivel del territorio nacional”.
En enero 2016 el Dr. Ángel García completó su Tesis Doctoral sobre electrorretinograma multifocal por la Universidad de Alcalá de Henares, obteniendo la calificación de Sobresaliente Cum Laude. El origen de su tesis hay que situarla al poco de ser residente, según comenta. La residencia la hizo en el Hospital Ramón y Cajal y allí hay un departamento de Electrofisiología ocular muy potente con una serie de técnicas y aparatos que no están disponibles con facilidad; él consideró que no eran muy conocidas a nivel del oftalmólogo general y fue lo que le llamó la atención.
Ese interés le llevó a que cuando se planteó la posibilidad de realizar un estudio serio, además, sobre el último y más moderno de los test, el electrorretinograma multifocal, decidió coger las riendas del mismo lo que le ha resultado un trabajo muy intenso, pero muy gratificante porque, sobre todo, ahora tiene mucha ilusión por ver la aplicación práctica del trabajo. Espera que tenga recorrido en la comunidad científica internacional ya que se trata de una técnica bastante moderna y que tiene mucha variabilidad en su realización, está permitido hacerla de muchas formas diferentes y eso le resta mucha fiabilidad y mucha validez entre los propios oftalmólogos porque una prueba no es comparable con otra y ahí falla esa prueba.
El estudio del Dr. García, según explica, ha tenido como objetivo intentar mejorar y homogeneizar la forma de hacer la técnica, comparar diferentes formas y llegar a la conclusión de saber cuál es la mejor manera, con el electrodo más óptimo para realizarla. Esta tesis se encuentra en proceso de publicación.
Tras la explicación, el Dr. Julio Méndez plantea que si esta técnica es de una aplicación clínica lo suficientemente práctica para incorporarla al acervo de una consulta. El Dr. García responde que tiene indicaciones precisas y específicas, “ante una sospecha clínica es una pata más que puede ayudar pero su pega es justamente su variabilidad, a lo que agregó que lo primero hacer que la prueba gane en fiabilidad, pero que las indicaciones ya están claras”.
El Dr. Rodríguez destaca que en una unidad o alguien que se dedique a la baja visión, en España hay un millón de personas con agudeza visual por debajo de 0,3, el diagnóstico electrofisiológico sea probablemente del día a día de un experto en baja visión, o en patología degenerativa o congénita de la retina o del nervio óptico, y que a lo mejor en la clínica del oftalmólogo general probablemente podamos vivir sin ella.
El Dr. Ángel García añade que “este tipo de técnica tiene un buen espacio, sobre todo, en patologías que no son muy evidentes con otras técnicas más accesibles y más fácilmente interpretables, pero sí que dan clínicas y estas técnicas nos dan una pista de que puede haber una patología y que no la vemos con otra máquina; si vemos la enfermedad con otra máquina, seguramente no tenga espacio ya que estará más validada y será más sencilla”, puntualiza.