Más de 800.000 personas en España sufren Degeneración Macular Asociada a la Edad (en adelante, DMAE). Es una enfermedad degenerativa, asociada con el envejecimiento, que afecta directamente a la mácula (estructura ocular que nos permite ver los detalles) y destruye la visión central. Esto provoca que el paciente tenga problemas para ver con claridad y realizar tareas habituales como leer o conducir. Además, es la principal causa de ceguera por encima de los 65 años.
¿Por qué se desarrolla la DMAE?
La DMAE es una enfermedad cuyo origen es multifactorial y, en muchos casos, puede deberse a factores genéticos. Por tanto, podemos resumir en tres las causas de la DMAE:
- Como principal factor de riesgo, la edad.
- El factor genético. Se estima que un 50% del riesgo de padecer DMAE es hereditario. Además, si un familiar de primer grado la ha desarrollado el riesgo de padecerla es entre 3 y 6 veces mayor.
- Factores externos (tabaco, exposición al sol, alimentación, problemas circulatorios o hipertensión arterial).
Los tipos de DMAE
Tradicionalmente la DMAE se ha dividido en dos tipos: seca y húmeda.
- La forma seca se caracteriza por la existencia de drusas (depósitos de desecho por envejecimiento celular), es la forma más benigna y la más frecuente (90% de los casos). Inicialmente puede ser asintomática y se manifiesta con el adelgazamiento de la mácula.
- La forma húmeda o grave de la enfermedad, que se produce en un 10% de los casos, se caracteriza por la presencia de vasos, suero o sangre detrás de la retina que ocasiona una pérdida brusca e importante de la visión central, o bien ocasiona deformidad de las imágenes percibidas.
Los síntomas más frecuentes de la DMAE
Los síntomas de la DMAE afectan, principalmente, a la visión central y no causan dolor. Quienes desarrollan esta enfermedad suelen manifestar:
- Visión central borrosa, es decir, hay problemas para leer, ver la televisión…
- Sensación de ver las líneas rectas torcidos, como pueden ser las puertas, ventajas, televisión o las farolas.
- Cierta dificultad para apreciar las profundidades o alturas. Por ello observan los objetos en formas y tamaños anormales. Esto genera problemas a la hora de bajar escaleras.
- Manchas oscuras en la visión central.
¿Cómo ve un paciente con DMAE?
En esta imagen puedes observar cómo ve un paciente con visión normal y otro con DMAE.
¿Cómo se diagnostica la DMAE?
Los oftalmólogos especializados en retina diagnostican la DMAE a través de un exhaustivo examen de la visión. Este incluye: prueba de agudeza visual en visión lejana y cercana, test con rejilla de amsler, valoración en lámpara de hendidura de todas las estructuras oculares, haciendo hincapié en la exploración de fondo de ojo bajo dilatación pupilar.
Normalmente se precisa la realización de pruebas de imagen y que quedan registradas mediante retinografía, autofluorescencia, tomografía de coherencia óptica (OCT), angio-OCT, y en ocasiones angiografía fluoresceínica o con verde de indocianina.
El test de la rejilla de Amsler consiste en una cuadrícula formada por líneas rectas horizontales y verticales, que se cruzan y tienen un punto en el centro. Esta prueba puede realizarse en casa de una forma rápida y sencilla:
- Mirar la cuadrícula a una distancia de 30-40 cm, con cada ojo por separado.
- Sin dejar de mirar el círculo central de la cuadrícula hay que valorar si se las líneas rectas se aprecian rectas o deformadas, o si existen manchas que impiden verlas.
Si quieres probar a realizar esta prueba descárgala aquí. Si en algún momento percibes distorsionadas ciertas zonas en la rejilla, debes consultar con tu oftalmólogo cuanto antes.
El tratamiento de la DMAE
Para conseguir los mejores resultados del tratamiento es vital un diagnóstico y tratamiento en fases precoces. Además, se debe establecer un tratamiento personalizado para cada paciente.
Tratamiento para DMAE húmeda
En los pacientes que presentan una DMAE húmeda es importante el diagnóstico precoz para iniciar el tratamiento cuanto antes y conseguir el mejor resultado posible. En estos casos se realiza un tratamiento mediante inyecciones intravítreas de fármacos antiangiogénicos, siendo el aflibercept (eyleaÒ) o ranibizumab (lucentisÒ) los más empleados.
Después de las primeras inyecciones se alcanza una rápida mejoría, alcanzando la máxima agudeza visual normalmente después de las tres primeras (dosis de carga). Normalmente es preciso continuar con inyecciones de forma bimestral o trimestral dependiendo de cada caso en particular, aunque existen otras pautas de tratamiento muy personalizadas. Cada paciente puede presentar una respuesta diferente al tratamiento, siendo los factores genéticos, el tamaño de la lesión y los subtipos de DMAE húmeda los factores más determinantes.
Hay que entender que al tratarse de una enfermedad crónica se requiere múltiples revisiones y en ocasiones tratamientos de forma permanente.
Existen algunas variantes atípicas de la enfermedad menos frecuentes en las que puede ser útil combinar el tramiento antiangiogénico con otro tramiento basado en láser térmico o terapia fotodinámica. Disponemos en nuestro centro de dicha tecnología.
Se recomienda el uso de vitaminas antioxidantes si ya ha existido una DMAE húmeda en un ojo, a fin de disminuir el riesgo de desarrollarla en el otro ojo. Hay que tener en cuenta que un 40% de los pacientes con DMAE húmeda en un ojo la desarrollan en el otro ojo en un seguimiento de 5 años, motivo por el que deben acudir urgente desde que aprecien los cambios visuales comentados anteriormente.
No debemos olvidar que los casos de DMAE húmeda constituyen el 10% de todos los casos de DMAE y que éstos proceden normalmente de la transformación de una DMAE seca previa.
Tratamiento para DMAE seca
Por otro lado, para la DMAE seca no existen un tratamiento como tal que impide la posible aparición y desarrollo de la misma. Sí es cierto que el estudio AREDS demostró la utilidad de tomar vitaminas antioxidantes a fin de disminuir esta progresión en formas intermedias de la enfermedad en uno o ambos ojos, o en formas avanzadas en un ojo.
Al tratarse de una enfermedad crónica se requiere múltiples revisiones en función del tipo de DMAE seca (tipo de drusas fundamentalmente), si ha desarrollado o no una DMAE húmeda en el otro ojo, pudiendo requerir controles cada 4 o 6 meses, normalmente. Hay que saber que en ocasiones la enfermedad progresa hacia una forma húmeda y hay que tratarla entonces con carácter urgente.
La detección precoz clave para evitar la pérdida de visión por DMAE
Actualmente, se han producido grandes avances en el diagnóstico y tratamiento de la DMAE húmeda. Sin embargo, los oftalmólogos advierten que muchos pacientes llegan tarde a los tratamientos porque no se detecta en las fases iniciales, bien porque el paciente no se percata de la pérdida c sobretodo cuando afectan a un solo ojo Por ello advierten que quienes no vean bien deben acudir cuanto antes al oftalmólogo, aunque sean personas mayores y achaquen la falta de vista a la edad.
Se estima que un 40% de los pacientes que tienen un diagnóstico temprano mejoran su visión y, en la mayoría de los casos, la mantienen. Por tanto si observa alguno de los síntomas antes mencionados o ve ondulado, torcido o manchas… debe alertarse.
Preguntas frecuentes sobre la DMAE
Por lo general, todos los pacientes que presentan una DMAE húmeda previamente presentar un tipo seco. En cualquier caso, la forma seca puede avanzar hasta que causa una pérdida de visión, pero sin convertirse en una forma húmeda.
En otros pacientes observamos como la transformación de seca a húmeda se produce de forma repentina, incluso en las fases tempranas.
Con esto queremos decir que no hay una forma de predecir la evolución de la DMAE de seca a húmeda.
Anteriormente hablamos sobre los factores de riesgo, destacando entre ellos la edad, ya que es una enfermedad asociada al envejecimiento. Los estudios indican que lso mayores de 60 años tienen mayor riesgo.
Por otro lado, destacan estos otros factores:
- Tabaco.
- Investigadores relacionan la obesidad con el progreso de la etapa inicial e intermedia a la avanzada.
- La raza blanca tienen más probabilidad que la afroamericana.
- La herencia familiar, especialmente quienes tienen pacientes directos con DMAE.
- Las mujeres tienen mayor riesgo que los hombres de padecerla.
Algunos expertos hablan sobre ciertos hábitos en nuestro día a día que nos ayudarán a reducir el riesgo de desarrollar DMAE:
- Seguir una dieta saludable donde no falten las verduras y el pescado.
- No fumar.
- Matener una buena presión arterial.
- Controlar el peso y evitar la obesidad haciendo ejercicio físico.