Entre un 5 y 10% de los recién nacidos tienen un desarrollo insuficiente de la válvula de Hasner, un repliegue del conducto lacrimonasal en su desembocadura en la nariz que no se ha abierto del todo y por lo tanto dificulta la llegada de la lágrima a su destino.
En el 90% de los casos este problema se soluciona de manera espontánea, se termina de formar dicha válvula una vez nacido ya el bebé, en su primer año de vida, ayudado por unos masajes sobre el saco lagrimal que crean un impulso hacia el conducto lacrimonasal facilitando su apertura.
Si esto no ocurre cuando el niño va cumpliendo meses se puede plantear la realización de un sondaje nasolagrimal bajo sedación del bebé en quirófano para ayudar a repermeabilizar el conducto.
¿Por qué se obstruyen las vías lagrimales?
El origen de la obstrucción de las vías lagrimales puede tener un origen congénito, por un desarrollo incompleto de los conductos de drenaje de la lágrima desde el ojo hacia la faringe o aparecer en la edad adulta, debido principalmente al propio envejecimiento de los tejidos que puede llegar a cerrar parcialmente las vías.
En la edad adulta, esta obstrucción lagrimal también puede ser debida, aunque de manera mucho menos frecuente, a secuelas de conjuntivitis crónicas, traumatismos… o a alteraciones anatómicas a nivel de la fosa nasal que dificulten la llegada de la lágrima a su destino (desviaciones septales, hipertrofia de cornetes, poliposis, rinitis…)
Prevención y tratamiento de la obstrucción del conducto nasolagrimal
Evitar la obstrucción de la vía lagrimal no es tarea fácil, ya que suele deberse a causas congénitas o degenerativas, pero sí puede tratarse.
Antes de plantear un tratamiento hay que realizar un diagnóstico preciso y detallado. No todas las epíforas o lagrimeos son debidas a obstrucciones y por tanto no todas son operables; de hecho la mayoría de los lagrimeos son debidos a pequeños problemas de superficie que pueden ser solucionables con colirios lubricantes, antialérgicos, antiinflamatorios…
Una obstrucción nasolagrimal suele provocar un lagrimeo casi continuo y rebosante, es decir, que llega a caer sobre la mejilla, acompañado o no de episodios de infección del saco lagrimal.
Una vez diagnosticada correctamente la solución es únicamente quirúrgica. Hay que repermeabilizar la vía lagrimal obstruida y ello se logra mediante la técnica llamada Dacriocistorrinostomía (DCR).
En Eurocanarias tenemos la posibilidad de realizar la DCR transcanalicular con endoláser, que permite lograr los mismos resultados funcionales que la técnica clásica pero sin dejar ningún tipo de cicatriz, minimizando el riesgo de sangrado y realizando la intervención con anestesia local en 30-40 minutos.
Esta cirugía endoláser la hacemos conjuntamente con un médico otorrino que nos muestra, mediante endoscopia con una cámara desde la fosa nasal, cómo se está desarrollando la cirugía y nos ayuda en su realización. La recuperación tras dicha cirugía es muy rápida, pudiendo realizar vida normal desde el día siguiente a la intervención.