Al igual que protegemos la piel, también debemos proteger los ojos. No importa la época del año o si está nublado, siempre se deben utilizar.
Varios estudios han demostrado que el sol produce daño en los ojos. Las radiaciones ultravioletas afectan a la mácula, la zona central del ojo, que permite la agudeza visual y ver en color, llegando a provocar degeneración macular.
Tambien se puede deteriorar la córnea y el cristalino aumentando la probabilidad de padecer cataratas. De hecho se estima que 1 de cada 5 casos de catarata está relacionado por el daño solar.
¿Qué ocurre si no utiliza gafas con protección ultravioleta?
Al usar gafas sin protección ultravioleta la pupila se dilata y los rayos UV entran con facilidad en el ojo. Los defectos o problemas de visión no aparecen inmediatamente, sino que pueden aparecer a largo plazo.
El color de las lentes
Hay que tener en cuenta que el color de la lente no influye en la mayor o menor protección de la gafa. Aquellas con lentes más oscuras tan solo disminuyen la cantidad de luz que llega al ojo, lo que provoca una mayor dilatación de la pupila y, por tanto, mayor facilidad para que entren los rayos UVA y UVB.
¿Cómo saber si las gafas son adecuadas?
A la hora de comprar unas gafas de sol debes tener en cuenta, especialmente, estos dos aspectos:
- Protección hasta los 400nm
Los rayos ultravioletas son los más nocivos tanto para la piel como para los ojos. Los ultravioletas se encuentran por debajo de los 400 nm. Muchas gafas solo protegen hasta los 380 nm. Aun así, existe una última generación de lentes que aseguran una protección hasta los 400 nm.
- Categoría del filtro
El nivel de protección de la gafa depende de la categoría del filtro. Esto aparece señalado con un número en la varilla de las gafas. La marca CE (es el estándar mínimo de garantía) y debe aparecer el número de filtro que poseen (del 0 al 4).
Los filtros 2, 3 y 4 son los adecuados para practicar deporte al aire libre, ya sea en montaña o acuáticos.